Por lo visto hay un
"vigoroso debate" acerca de la "programación en las aulas", o así lo afirma una de las voces que se están
destacando más en ello.
Y yo digo que empecemos la casa por los cimientos: las matemáticas y la lengua.
Las mates: encerrado en mis prejuicios suponía que nadie dudaba de la importancia de la primera (probablemente y en varios sentidos) de las ciencias en semejante tarea. Quizás aún tendré que argumentar que la "programación" es principalmente una expresión actual del multi-milenario arte de la
algoritmia, una rama de la "obsoleta" ciencia matemática.
La Lengua está aún menos de moda, mientras no sea para ser retorcida en pintorescas e inútiles discusiones políticas. Sin embargo, se trata de la primera habilidad del hombre, la que define nuestra especie (si me permiten que la anteponga a la capacidad de usar armas). Esto afirmo porque, al menos yo, sin el uso de la lengua no me siento capaz de articular ni elaborar pensamientos abstractos.
De vuelta al 'revolucionario' concepto de la Programación, si se le permite la osadía a alguien que no calienta cátedras ni los pies de ningún catedrático pero que empezó a programar a los doce años a golpe de pura ilusión que perdura veintitantos años después... Pues para el caso lo definiré como el variopinto arte de plasmar algoritmos en lenguajes específicos desarrollados al efecto de que sean interpretados por una máquina. En dos palabras: mates y lengua. Pensamiento abstracto y su expresión. Pensar, hay que pen-sar, quien lo iba a decir!
Que me perdonen si no aporto nada nuevo, quizás sea porque llego miles de años tarde para lo que "ahora" se está "debatiendo" intensamente.
Así que estamos de acuerdo señores, hay que fomentar en los chavales el amor por las mates y la lengua. Habrá que hacerles un rinconcito entre el del dinero y del consumo sobre los que se basa nuestra grandiosa cultura. Lo que no sé si he entendido bien es que parece que hay gente que pretende saltarse esos aburridos pasos para obtener geniales programadores de la noche a la mañana gracias a una revolucionaria tecnología educativa.