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Hace poco creí reconocer la inherente contradicción de nuestra sociedad. Esa que nos muerde cruelmente a muchos. Unos no se dan cuenta y parece que no les afecta, otros la notamos demasiado, nos amarga, e intentamos alejarnos de ella aunque solo sea intelectualmente.
Quizás la peor contrariedad sea cómo el ser humano lo depreda todo, incluyendo a su propia especie, y cómo esto resulta más o menos incompatible con la sana vida en sociedad, o al menos con las más "populares" ideas morales:
- La "Justicia", ese imposible ideal divino, por cierto prometido por las religiones, que en nuestras cabezas acaba siendo sinónimo de "que sea lo que a mí me gustaría".
- La "Igualdad de oportunidades", esta idea que defendemos de palabra pero de hecho detestamos: todos por igual; pero mis hijos y amigos primero.
- La "Meritocracia", o la idea de que las personas deben "ascender" en sociedad de acorde a sus aportes. Que a lo único que nos lleva es a pensar que los ricos deben ser personas maravillosas.
¿Acaso los tuvimos alguna vez, en la tribu de cazadores-recolectores?
¿Acaso nuestra sociedad actual consiste en que creamos en esos predicamentos, para dar más poder al poder que sencillamente los viola?
¿O son nuestros instintos los que nos llevan "de la nariz" mientras nos creemos seres racionales y usamos la razón para adornar los actos en lugar de para guiarlos?