martes, 22 de agosto de 2017

2003

"One minute was enough, Tyler said, a person had to work hard for it, but a
minute of perfection was worth the effort. A moment was the most you could ever expect from perfection."

Serán las siete u ocho de la tarde, y la noche está cerrada. Todo el mundo se fue a casa hace rato. Acabo de terminar algo que me tenía absorto, que sin embargo olvidaré como tantas tareas pasadas.

Salgo al parking lot de un pequeño business park rodeado por los restos de un ancestral bosque norteamericano. A veces hay un gran búho apostado en la primera línea de árboles. En ocasiones pasa un halcón planeando suavemente a pocos metros del suelo.

Esta noche me sobrecoge el silencio absoluto al salir del edificio, en contraste incluso con el tenue rumor de las máquinas en la oficina vacía. Bajo un cielo inescrutable enormes copos de nieve saturan el aire hasta donde llega la luz artificial del complejo. Debe ser por ellos que el silencio se sienta tan intenso, haciéndome sentir irreal. Mi gran coche americano es un mero bulto en una explanada blanca. El bosque rodea y delimita la escena como un decorado teatral. Blanco, negro, y verde. El aire es tan seco y quieto que no se aprecia el frío. Solo se mueven los copos, y me han capturado para siempre.

No sé qué hora es, dónde ha ido todo el mundo, ni qué me tenía tan entretenido hace un momento. Solo contemplo la nieve flotar y aprecio el silencio más puro que nunca había sentido.

Y allí sigo.