De héroes y de villanos. De cómo hay gente que se sacrifica por el vago concepto del bien común. De cómo hay gente que provoca desgracias por egoísmo, descuido, o cualquiera de tantos vicios humanos. De cómo ambos fenómenos son parte de nuestra naturaleza, perfectamente compatibles entre sí. De lo grandes y miserables que somos.
Alguien que sacrifica su vida no lo hace por promesas de vida eterna. Esas memeces sencillamente no son coherentes con un acto tan evidente de valentía. De la misma manera que el arte no puede surgir de un interés mercantilista. Se me ocurre que seamos capaces de semejantes hazañas porque tenemos una 'conciencia de especie'. Algo que llevamos hondo, y se manifiesta a pesar del sistema tan inhumano que inevitablemente hemos creado.
Y aunque semejante amasijo de corrupción sea un producto humano, reniego de ello y aún espero que hagamos cosas hermosas. Aunque no sepa vivir sin propiedad privada, realmente no creo en el concepto, como tantos otros que me han condicionado desde antes de poder defenderme. Si bien me muevo por dinero, mucho más lo hago por motivos más complejos. Incluídos los vicios, por supuesto.
La moral alta y la cabeza despierta, a pesar de todo, y con toda la ayuda que podamos obtener. No aceptar lo inaceptable, que lo hayamos creado entre todos no significa que sea culpa nuestra. Reconoce que somos la peor escoria, capaz de lo mejor tanto como de lo peor. Importa un pito que vayamos de cabeza al infierno, mientras tanto disfrutemos del camino. Que no es de rosas; y si lo fuera les habría tocado a otros.
¿Estamos?
Perdón por el sermón, y gracias por los ánimos para este nuevo comienzo. Y mil perdones más por irme sin desped-irme, un poco a lo Groucho Marx me gustaría pensar...
Alguien que sacrifica su vida no lo hace por promesas de vida eterna. Esas memeces sencillamente no son coherentes con un acto tan evidente de valentía. De la misma manera que el arte no puede surgir de un interés mercantilista. Se me ocurre que seamos capaces de semejantes hazañas porque tenemos una 'conciencia de especie'. Algo que llevamos hondo, y se manifiesta a pesar del sistema tan inhumano que inevitablemente hemos creado.
Y aunque semejante amasijo de corrupción sea un producto humano, reniego de ello y aún espero que hagamos cosas hermosas. Aunque no sepa vivir sin propiedad privada, realmente no creo en el concepto, como tantos otros que me han condicionado desde antes de poder defenderme. Si bien me muevo por dinero, mucho más lo hago por motivos más complejos. Incluídos los vicios, por supuesto.
La moral alta y la cabeza despierta, a pesar de todo, y con toda la ayuda que podamos obtener. No aceptar lo inaceptable, que lo hayamos creado entre todos no significa que sea culpa nuestra. Reconoce que somos la peor escoria, capaz de lo mejor tanto como de lo peor. Importa un pito que vayamos de cabeza al infierno, mientras tanto disfrutemos del camino. Que no es de rosas; y si lo fuera les habría tocado a otros.
¿Estamos?
Perdón por el sermón, y gracias por los ánimos para este nuevo comienzo. Y mil perdones más por irme sin desped-irme, un poco a lo Groucho Marx me gustaría pensar...
1 comentario:
Impresionante el artículo sobre Chernobyl al que enlazas.
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