miércoles, 28 de mayo de 2008

El derecho a entender lo que uno cree

"Creo que creo en lo que creo que no creo.
Y creo que no creo en lo que creo que creo."
-- Oliverio Girondo
Solo éstas palabras de Oliverio expresan con total claridad mis creencias. No soy exactamente ateo, ni tampoco agnóstico. Estos términos a veces me parecen eufemismos creados en un intento de evitar una confrontación cada vez más inevitable (como todas las que se postergan).

¿Por qué estoy en contra de la Religión? Mi principal motivo para ostentar esta actitud es que ¡las religiones están contra mi! Para empezar no es raro que uno sea tachado de grosero por la mera ¡intención! de cuestionar la religión. Y resulta un insulto circular; puesto que es insultante que a uno le consideren insultante.

Como libertad esencial si no la primera, reclamo para mí el derecho a entender lo que creo, creyendo exclusivamente lo que alcanzo con el uso de la razón, educándome sin perder el sentido ancestral de la palabra "sacar de dentro", y aprovechando el conocimiento de milenios de raciocinio y la valiosa experiencia de la vida.

Sencillamente me estoy declarando filósofo, librepensador, ¡individuo!... En cualquier caso un estado mental incompatible con el "religioso", al menos tal como lo promulgan las religiones dominantes (nunca mejor dicho; bueno quizás en la Edad Media).

Si bien de un modo imperfecto, creo que queda servido el enfrentamiento ideológico.
Mas los conflictos que no son por el pan no son verdaderos conflictos.

* * *

Si quieres verdadero conflicto, sígueme hasta la siguiente entrada "Away with the fairies"...

1 comentario:

Anónimo dijo...
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